domingo, 27 de septiembre de 2020

 

LA HORA DEL ADIOS

 

CARTAS AL ABUELO.2

 

Querido abuelo. Hoy toca hacer balance, evocar recuerdos, de   cuando empezó nuestra particular relación epistolar, allá por los años cincuenta del siglo pasado, cuando me movió a escribirte, contarte, opinar, informarte de las cosas y logros, que un puñado de osados provincianos, estábamos zarandeando el árbol del pequeño mundo de la molinería, haciendo malabares y casi magia, hasta conseguir poner en órbita, nuestra soñada Asociación y, a quién mejor le podía contar yo cosas de la molinería que a mi abuelo, primer molinero de la saga de los Solanot?.

 

Creo que tú fuiste el primero, mis averiguaciones históricas, no han podido averiguar que antepasados tuyos hubo antes de Bujaraloz y Peñalba, tu pueblo y el de la abuela Ángela. Así es que, me he "fabricado" nuestra particular saga", desde el molino de piedras hasta el último grito de la tecnología aplicada en la molinería, si bien yo preferiría decir que nuestra vida laboral ha transcurrido ejerciendo "el Arte de hacer harina", pocas profesiones precisan de los cinco sentidos para ejercer su trabajo. El molinero cuando entra en la fábrica, escucha, huele, mira y toca y si hasta hace pan en el laboratorio, donde se realizan pruebas de panadería, come ese pan y lo saborea. Este "examen" gustativo, es vinculante.  En cada tiempo y época, según la evolución de los medios  técnicos disponibles, tú picando las piedras, tu hijo (mi padre) disfrutando los primeros molino de cilindros  y sustituir aquellos cernedores planos sobre piso, por los "colgados" mediante unos juncos revolucionarios, precursores de los actuales de fibra de vidrio. Se les llamó de libre oscilación. Y yo, tu nieto, conocer el transporte neumático, la sustitución de la seda en el cernido por el nylon revolucionario, los cuadros de mando a distancia, con lucecitas, botones, temporizadores, alarmas y la supresión de los rociadores de cangilones, (descendientes directos de las norias prehistóricas), sustituidos por el invento mas celebrado, la dosificación exacta y precisa, del agua para el acondicionado del trigo, previas indicaciones que el molinero debería "teclear". Todo este proceso, nos pareció, entonces, un milagro más de la ciencia y el progreso.

 

Aquello fue un salto enorme. Creía que sería definitivo, también a nuestro José Manuel, tu bisnieto, le ha tocado disfrutar de grandes logros de la tecnología aplicada al Arte de hacer harina .Una nueva revolución ha surgido con la aplicación de sistemas informáticos y los rayos infrarrojos en cantidad de puntos vitales. Todo requiere nuevos cocimientos especiales, pero esos adelantos, no hacen harina. Las máquinas siguen trabajando, con mejor control seguro, más eficaces también, pero las manos, y los cinco sentidos del molinero, todavía siguen siendo importantes. Parece que cuesta sustituirlos, pero, los aprendices de brujo, están en ello.

 

A todos nos ha tocado, ¿acomodarnos?, no. Nada de acomodos, hemos tenido que luchar para acceder a los nuevos adelantos del desarrollo tecnológico, hacer frente a los comodones ignorantes dedicados a poner palos en las ruedas, incapaces de asimilar la necesidad de contribuir en la construcción de  nuevas innovaciones y/o sistemas. En algún sitio  leí( y aprendí), hace tiempo, algo parecido a  la necesidad de enfocar toda tu energía en la lucha contra lo viejo, para participar  en el desarrollo de lo nuevo. No siempre hemos sido comprendidos o atendidos, en esos principios básicos para la asimilación de los logros de la ciencia. Siempre, o casi siempre, el molinero oye, ve y siente lo que necesita "su" fábrica. El sentido de la "propiedad" es básico en el buen hacer del molinero, todos, alguna vez,  hemos sentido que "aquello" era muestro, no de 9 a 3, ni de lunes a viernes. No, nuestro teléfono estaba y creo que está, la 24 horas del día abierto ante cualquier emergencia, como médico de guardia a disposición de "mi" fábrica, algo que no ocurre con el resto de responsables del staff de las "alturas", dirección, administración o consejos directivos, que se creen que las fábricas funcionan solas, que los trigos son todos iguales, que la regulación de la molienda es una actividad que la pueden realizar, los segundos, el químico del laboratorio o el mecánico de los ascensores.

 

Siempre ha habido excepciones, afortunadamente, por supuesto, pero los gurús de la industria en general, y la harinera no es una excepción, ha puesto en primera línea, una pancarta con el mensaje de,  Rentabilidad o el Caos.

 

La última noticia de este pequeño mundo familiar y molinero, es que nuestro José Manuel se ha jubilado, (los años pasan a pesar de la pandemia) haciendo méritos para alcanzar el reposo del guerrero en los cuarteles de invierno y, de paso, yo asumo las consecuencias colatelares al quedarme sin "participar" en su día a día, preguntar, escuchar, hablar de harinas, trigos, inventos, problemas, soluciones. Cuando le visitaba en "su" fábrica, disfrutaba como un niño con un nuevo juguete, viendo, oyendo, oliendo el inconfundible aroma del trigo acondicionado y sobre todo, tocando.

 

 Las manos se me iban hacia  los distintos productos y hasta, por deformación profesional, tocando motores, cojinetes, mirando pantallas etc. (Ahora, el personal subalterno de la fábrica, llevan su tableta, con las instrucciones oportunas, ¡qué tiempos¡) Y sigo, preguntando cosas nuevas que iba incorporando, como  detector de metales de los productos acabados, verificadores de peso, paletización, peletización de subproductos, climatización de la planta y nuevas y necesarias exigencias en materia de seguridad alimentaria, en fin, que el mono de la harina  y el  molino, me lo quitaba por una temporada.

 

No estoy de acuerdo con una sentencia filosófica leída recientemente,  tal vez aplicable en otras circunstancias, no en esta concretamente, dice qué "Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como las lágrimas en la lluvia". Para que no se pierdan, yo los guardo en la nube recordando a Eqa de Queiroz, por el consejo  que nos da en una de sus historias, "Cuando el dolor de aflija, haz de él un poema." 

 

Si, esta carta puede ser un poema dedicado a nuestra pequeña aportación a la molinería. Cuatro generaciones  de molineros que a través de más de un siglo, desde Bujaraloz a Gran Canaria, vivieron y/o vivimos esta bendita profesión.  Desde la era y el trillo, aventar la parva para separar el trigo de la paja (tecnología punta de su época) hasta la tostada del desayuno, el trigo ha sido nuestro compañero de viaje, dejándonos, como premio, amigos en la profesión, (no demasiados, estar en el candelero, desgasta) pocos, pero de los buenos y en todas las ciudades y pueblos donde ejercimos de Maestro Molinero, Jefe Molinero, Director Técnico, incluso ser "el chico de la harinera". Un honor que empieza a ser un recuerdo imborrable, pese a todas las dificultades, que en algún momento nos tocó superar, que también las hubo, pero nos quedamos con la satisfacción del trabajo que el destino nos marcó.

 

Abuelo querido, esto suena a ¿despedida? tal vez. Dejaremos que los temas molineros no sean argumento exclusivos de futuras cartas íntimas, de confidencias ni relatos de acontecimientos profesionales, el futuro nos aguarda impaciente con otras historias que no se pierdan en el tiempo como las lágrimas en la lluvia. Los Solanot, no se van, simplemente,  hay un punto y aparte. Después del invierno, volverá la primavera con nuevas historias que vivir y, por qué no, contarlas

 

Como siempre, un fuerte abrazo. Tu nieto preferido

 

Alicante (Planeta Tierra) 9/28/2020

 

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jueves, 16 de julio de 2020




CARTA AL ABUERLO.2

¡Que bendición es ser llamado molinero¡

Querido abuelo: Hoy me siento orgulloso de ser molinero y de paso, de pertenecer una familia de molineros,  después de releer un viejo ejemplar de la revista World Grain, una revista americana que habla, mejor dicho, escriben, temas de la agricultura, cereales y por supuesto de las industrias derivada del mundo agrícola y de quienes hemos dedicado nuestra vida al arte de hacer harina. He leído cosas que han despertado un sano orgullo de lo que he sido y de donde vengo.

Nuestra industria harinera, ha evolucionado mucho, la tecnología ha traído a este nuestro pequeño mundo, expertos en economía, finanzas, químicos, informáticos, tecnócratas y diseñadores de un futuro robotizado  que sitúan  al molinero en un lugar secundario. La ignorancia sigue siendo igual de atrevida, a pesar de los avances, los molineros seguimos siendo los que hacemos la harina, algo elemental, según parece, si todo va bien, la medalla es para el economista o el gurú financiero o el químico o el encargado del aire acondicionado. Del molinero se acuerdan cuando hay alguna queja o problema medioambiental. Nadie se preocupa de la fábrica como el molinero. Existe la creencia de que la fábrica, funciona sola. Todos o casi todos, hemos sido alguna vez, el malo de la película.

Esta carta, querido abuelo, casi se va escribir sola. Resulta que en un país tan desarrollado como los Estados Unidos de América, le dieron un premio ¡al molinero del año¡ John Huitman por la Asociación Internacional de Molineros IAOM, que en su conferencia de entrega del galardón, dijo. "Tenemos un interés común, ser lo mejor que podemos ser  para alimentar a las personas de todo el mundo. Somos muy críticos con lo que hacemos" "Que bendición es ser llamado molinero". John Huitman, es Jefe Molinero de Arden Mills, el grupo molinero más grande de América del Norte. También dijo "Usted es  el experto molinero, director de seguridad, director de calidad, director de saneamiento, director de mantenimiento, maestro, especialista en relaciones con el cliente y el propietario de la fábrica" "Primero y, ante todo, siempre debes esforzarte en ser el experto de la fábrica, la persona a la que acudir en cualquier operación. Debes tener un interés personal como molinero, en lo que está sucediendo en el silo de trigo, en cómo se prepara el trigo para asegurarse de que sea exactamente como  debe ser en la limpieza. Al mismo tiempo, debes tener un interés personal en las harinas que se producen; no solo hasta el punto en que llega al depósito de  harina, sino hasta el punto en que llega al cliente, ya sea en saco, o en camión a granel. Es tuyo, hasta que el cliente lo esté usando".

Huitman dijo que cada acción que toma en el trabajo, se realiza con dos cosas en mente. Seguridad y calidad. "Sin proporcionar un lugar de trabajo seguro y un entorno seguro y fabricar productos de calidad para harinas y piensos, los rendimientos de producción no importan. La seguridad y la calidad son los dos pilares que sostienen un molino harinero. Si alguno de esos se tambalea, la estructura completa falla".

Perdona abuelo si me tomo unos minutos para digerir esta declaración de principios, que son los míos y la de muchos compañeros. Que en un país como los USA, la primera industria molinera, tenga un molinero al frente, reconforta mucho, ver que no habla de economía, ni de beneficios, que sean la seguridad y la calidad objetivos prioritarios y aquí, en la cuna de la civilización occidental, primen los beneficios, las amortizaciones y los rendimientos inmediatos a cualquier inversión.

Sigo con el Sr. Huitman, que tiene para todos.  Destacó lo que ocurre un día típico en Arden Mills. Comienza cada día con una  regla básica: nunca enciende el ordenador  hasta que haya dado una vuelta por el molino. Cuando llega a la instalación, lo primero en la agenda, es verificar como está funcionando la fábrica.  Dijo que, durante el recorrido inicial, un molinero debe usar cuatro de los cinco sentidos. Es decir, la vista, el oído, el olfato y el tacto. "Estas usando tus ojos para ver como se ve todo" "¿Está todo donde pertenece?"¿Hay algún producto en el suelo?"Se han hecho  adaptaciones que podrían haberse desviado de nuestros estándares  de seguridad?, ¿Hay alguna mancha de aceite en el suelo que indique una posible avería? También es importante ver las proyecciones de la limpia. Ver por ejemplo que hay el trigo que debe haber". "También deberías estar escuchando diferentes sonidos del molino" "Es sorprendente, con el tiempo, como puede orientarse para reconocer  los diferentes cambios en el ruido del molino, lo que internamente lleva a reconocer una avería potencial, que podría  conducir a un tiempo de inactividad"  "Voy a través del molino y toco los diferentes motores, ventiladores y rodamientos, para sentir si hay cambios en el calor y la vibración" "Al igual que con el sonido, a través de la repetición, aprendes a reconocer un cambio en cómo se sienten las cosas, y el cambio, generalmente, no es bueno. Existen formas mas técnicas  de evaluar el calor y la vibración en su fábrica, pero estas son algunas de las formas de la vieja escuela, para darle una evaluación primaria de su fabrica cuando comienza su día". "Hay tantos olores y olores en un molino harinero, por lo que tenemos que desarrollar un estándar interno de lo que es normal". "¿Hueles el olor de la grasa u olor eléctrico?. "¿Hueles  si olor a rancio o estancado? Todos estos olores apuntan a tomar medidas preventivas o correctivas"

Por último, Huitman, instó a todos los molineros a adoptar la mentalidad de "apropiarse" de las instalaciones: "Lo tomo personalmente y mis acciones estás dictadas por la visión de la propiedad personal"  "superarán las expectativas de los líderes de Ardent Mills". "Asumir la propiedad personal significa ser un líder "practico", que comprende a fondo como realizar cada trabajo en la fábrica". "Creo firmemente que es difícil enseñar a alguien a hacer algo, si nunca lo has hecho tu mismo". "Cuanto más práctico eres, mas habilitado estás para reconocer una mejor manera de hacer las cosas y también para identificar las malas prácticas".

Hasta aquí, lo mejor, de su discurso de agradecimiento por el premio recibido y para mi, una ratificación personal de los deberes  y responsabilidades del molinero, que desde que tengo uso de razón, lo vi y aprendí de mi padre  y en lo que pude, lo transmití a mi hijo, mejorando la especie acorde con los avances técnico-científicos, pero el espíritu o bendición que el Sr Huitman nos transmite, que a pesar de tener el Atlántico por medio, un país súper desarrollado, el ser molinero a secas, sin siglas rimbombantes CEO, CTE,ABC, y muchos más, allí y aquí, hablamos el mismo idioma, olemos el trigo acondicionado, tocamos los motores y los cojinetes, vemos como cae el flujo de mercancía en los molinos, sentimos que aquello en "nuestro",  que el ruido de la fábrica, es música y percibimos si algún violín se ha salido del pentagrama, jugamos con los bastidores de los sasores si hay que rectificar sobre la marcha, regulamos con nuestras sensibles manos la presión de los cilindros. Y también podemos montar y desmonta cualquier máquina por moderna que sea, sin que nos sobren tornillos, manejamos ordenadores, teléfonos que no tienen manivela, mandos a distancia, sensores de todo tipo, estamos al día en cuanto a avances prometedores de la ciencia, Pero para hacer las harinas que demanda el mercado, el Molinero.

Abuelo, espero que te haya gustado que alguien en allende los mares, existan molineros, que piense que ser molinero, es una bendición.

Un fuerte brazo y hasta pronto.






martes, 16 de junio de 2020






 CARTA AL ABUELO.2 JUNIO 2020

Querido abuelo: Después de una semana pegado al ordenador, con el invento de las vídeo conferencias, en las que, por culpa de la pandemia, del virus ese, por el confinamiento y por mi culpa, por no arreglar a tiempo un fallo del ordenador, no he podido intervenir en el turno de preguntas, sí podía escuchar, pero hablar, por señas.

He dicho que por mi culpa, la avería tiene ya más de un año, pero la he ido dejando y cuando me ha hecho falta, los técnicos en la materia, no atienden reparaciones a domicilio, hasta que pase el estado de alarma. Como iba yo a saber que existía lo de las video conferencias. Escuchar música si puedo, hablar por teléfono también, pero hablar con la pantalla me resulta un poco raro. La tecnología me ha pillado mirando a la Luna.

Ha habido ocho conferencias, de temas técnicas molineras y/o vinculadas a la molinería, pero en primer lugar, como te anuncié, intervino nuestro José Manuel y te diré, que el sello de los Solanot, lo ha dejado muy alto, estuvo realmente, brillante, sereno, dominando el tema del mantenimiento en la fábrica y  en la industria en general, contestando y aclarando las preguntas de los compañeros. Una pena que yo no podía hablar, me quedé con las ganas de decir "¡es mi hijo¡" . La cuarta generación de molineros con el copy right "Solanot", ha puesto la guinda a nuestra historia molinera. Tu, tu hijo, tu nieto y tu bisnieto, han, hemos puesto nuestro ladrillo en la historia de la molinería.

Todas las intervenciones fueron muy interesantes, para mí, para nosotros, lo de los automatismos informáticos, nos ha pillado como la pandemia, pensando que era la gripe, pero ahí está, y quien sabe lo que nos queda por ver, si te digo que anuncian máquinas que seleccionan los granos con cámaras ópticas, ¿Qué pensaran las pobres deschinadoras?, y si te digo que ahora hay satinadoras-despuntadoras, que prácticamente pelan el grano como si fueran mandarinas?. Menos mal que todavía quedan los molinos de cilindros y ¡qué molinos, ¡ y los planschister, cualquier día nos dicen que ya no hacen falta.

Los italianos de Ocrim, fueron los más molineros, hablaban nuestro idioma, me refiero al arte de hacer harina, por supuesto, hablando de sus máquinas,  fue una disertación muy amena e interesante, en especial el punto de vista de la granulometría de la harina. Ahora que se habla de harinas integrales, de harinas de trigo molturados en piedras de tu época dorada, que resulta que son más ecológicas, más sanas, (tu y yo sabemos que la harina  de la piedra, se barría con una escoba) porque las máquinas que hacen harinas blancas, no son sanas, les llaman refinadas como si fuera un insulto. Ya verás cuando se enteren que hay quien fabrica harina integral con molino de martillos, es decir, a martillazos. Que tonterías, hay expertos nutricionistas que podrían dedicarse a recoger fruta. Bien, te decía que hablaban de harinas con telas del número 10 máximo y hasta del número trece. Bueno ellos hablaban de micras y en tu tiempo, las micras no habían nacido.

Otro que se lució, según mi particular criterio, fue el Delegado de Buhler en España,  Sr. Blázquez, a una pregunta sobre las investigaciones del equipo de Buhler, en el terreno anterior y posterior al campo de la molinería, como se cubrirán las necesidades futuras de alimentos, para la humanidad respecto al cambio climático, las escasez de agua y la demanda mundial de proteína de origen animal, en detrimento de la proteína vegetal. Nos dio, junto al proceso de conversión de proteína vegetal en proteína animal, una serie de datos alarmantes. Hacen falta millones de hectáreas de pastos, para mantener vacas que produzcan carne, con un incremento enorme de la demanda de agua en el mundo. Si no hay agua, no hay patos, si no hay pastos no hay carne. Hay estudios que indicas la necesidad de un planeta y medio como la Tierra, para cubrir  las necesidades demandadas. El futuro no es nada halagüeño. Abuelo creo que pintan bastos cara el futuro.

 Bueno, por último, Javier Ruiz y Juan Ochoa, nos pusieron al día de las actividades llevadas a cabo y la frustrada del viaje a Canarias, que pese al quebranto económico, aunque todo estaba asegurado, pero la pandemia, no. Los seguros están para eso, que no pase nada, que como pase, estamos perdidos. También se perdió la ocasión de celebrar el 60 aniversario de la fundación de la Asociación. Seguimos dispuestos a realizar ese viaje, ya que las  visitas que se tenía programadas, siguen siendo interesantes de ver, por lo que nos enseñaron sus responsables en las conferencias, ver esos programas funcionando, debe ser muy interesante.

Hubo unanimidad en la felicitación, a Javier principalmente, por el enorme esfuerzo realizado para poner en órbita estos seminarios, como de las otras actividades realizadas, viajes a Estambul, Londres y Alemania, Onil, de los que nos mostraron información gráfica detallada, de todo lo que vieron.

Abuelo, ya te he puesto al día de lo que se cuece en nuestro mundo molinero, puede que me haya dejado algo de las otras conferencias, meter todo en una carta, es imposible. Otro rato te cuento más cosas.
Alicante 16 de Junio de 2020

Un abrazo

lunes, 8 de junio de 2020




CARTA AL ABUELO. 2 ACTME 2020

Querido abuelo: Gracias a las nuevas tecnologías, que cada vez nos sorprenden menos, nos vamos acostumbrando a tener cada día una sorpresa , de tipo técnico, científico o del milagro  de las comunicaciones, bien sea a través de móviles o celulares o vulgares teléfonos, vía internet o tabletas de bolsillo sin cables. Cada día me doy cuenta de que  estoy más atrasado en el conocimiento de tanta revolución, hasta el punto que echo de menos los teléfonos de manivela y las radio de galena.

 Te contaré abuelo: En la Asociación por culpa del Covit19, tuvimos que suspender la  Asamblea, a celebrar en las islas Canarias el mismo día que se declaró el estado de alarma, fuimos confinados, diríamos condenados en nuestras casas, con permiso exclusivo para ir a la farmacia o la panadería. Estaba programado visitar la fábrica de tu bisnieto, José Manuel, que después de veinte años habían renovado todo el sistema de automatismos aplicados, que en su día, eran nuevos y lo que a mí me pareció revolucionario, resulta que se hicieron viejos antes que las máquinas encargadas de hacer harina. Tocaba actualizarse y José Manuel convenció a la empresa, de que había llegado la hora de renovar todo aquello que a mí me pareció, en su día, el no va más.

Recuerdo cuando venía a Alicante a vernos, cargado con su ordenador, se conectaba con la fábrica, y comprobaba en las distintas pantallas, si todo funcionaba, descarga de trigo, limpia, fábrica, empaques, estado de los depósitos, volteos, etz. Ver la fábrica funcionando a 2 o 3000 Km. Increíble pero cierto. Pero todo aquel proceso, había que renovarlo.

Todo esto te lo cuento porque, aprovechando los inventos nuevos, Javier Ruiz, nuestro actual Presidente,( recuerda, cuando yo fui Presidente que te dije que había fichado a unos cuantos chicos, alguno me salió rana, pero de los tres que quedan, uno es Javier), para hacer frente al problema de la epidemia que estamos padeciendo, nos convocó a celebrar unos Seminarios, a los socios y simpatizantes a una video-conferencia. Bueno tú no sabes cómo va esto. Primero necesitas un ordenador o un móvil de nueva generación, te apuntas, Javier te da un numero para entrar y después otro para confirmar, contraseña le llaman, el que no sepa la contraseña, no entra en la reunión, cumplidos estos requisitos, todos los que estamos ante la pantalla, escuchamos la charla y luego a opinar. Imagínate a treinta o cuarenta molineros o informáticos o fabricantes de maquinaria, opinando, ¿te estás haciendo a la idea?

 La empresa que ha realizado la renovación, actualización, modernización o como le quieras llamar, instalan cientos de metros de fibra óptica para la comunicación de todos los puntos críticos del propio sistema, hizo, lo que tenía hacer, vender su producto, con toda clase de detalles, informes, gráficos y toda una gama de pronósticos de mejora, empleando las palabras mágicas de, rentabilidad, economía, reducción de gastos y por supuesto, aumento de beneficios.

Para informar al respetable, le tocó hacerlo a Daniel Sancho,  Proyect Manager, adjunto a José Manuel , también ingeniero, que fue el que estuvo en el proceso de instalación del sistema Antares, que así se llama. Aguantó el chaparrón de preguntas,. No sabía con quien se jugaba los cuartos.

Tuve la mala suerte de tener mi ordenador estropeado, solo el micrófono, por lo que no pude intervenir y aclarar algunos puntos vitales. Mis colegas hicieron preguntas de difícil respuesta para Daniel porque el sistema nuevo se había puesto en marcha quince días antes de declararse la pandemia  y el estado de alarma, que ocasiono el cierre del cien por cien de las panaderías de la isla y algunas islas más, como consecuencia, la fábrica perdió el 30% de la producción.

 Con esta situación, inesperada y casi dramática, las cuestiones como la rentabilidad del sistema?,  el rendimiento de la fábrica?, el parque de maquinaria es el mismo, con alguna sustitución de menor influencia en la calidad de la harina, reducción de gastos?, energía? personal tal vez? aumento de producción? Solo tendrán respuesta, cuando se normalice la situación, tal vez para el próximo año, cuando podamos repetir el viaje que no hemos podido realizarlo en2020.

Bueno abuelo, ya te contaré como sale tu bisnieto el lunes,  que tiene una presentación sobre un tema netamente molinero. Con números si, pero sin fibra óptica. "El mantenimiento desde el punto de vista de la rentabilidad.                            

Un abrazo

miércoles, 9 de octubre de 2019

RECUERDOS DE LA GUERRA.MS.


Mis primeras imágenes, archivadas en el “disco duro” de la memoria, son las vividas en Sariñena. La época, algún año, algunos meses tal vez, antes de la Guerra Civil. Existen fotografías de entonces,  que en nada presagiaban el futuro de la familia Solanot, mi madre y hermanas con la niñera (nosotros nacimos con niñera y zapatos), paseando por Canfranc, con las montañas pirenaicas por fondo, parece ser que mi madre estaba necesitada de respirar el aire puro de los Pirineos. Alguien ha dicho que después de dar a luz a mi hermana pequeña, Pilarin, (después se quedó en Pili), cayó enferma debido a complicaciones surgidas de la medicina de entonces.  Pronto empezó la pesadilla. Tengo claro lo cruel que para mi familia fue aquello y los recuerdos de las amenazas en mi casa cuando empezó. Amenazas relatadas por mi padre, posteriormente corroboradas por algún superviviente, que cuando llegue su turno citaré. Los bombardeos “nacionales” y el experto en identificación de la nacionalidad de los aviones. Un perro “San Bernardo” llamado York identificaba de donde venían los aviones por el sonido de sus motores, de hecho los aviones alemanes que prestaban su apoyo al ejército de Franco, tenían un sonido distinto de los aviones rusos, que a su vez colaboraban con los republicanos. Una vez identificados, York, el perro,  avisaba al personal de la fábrica recorriendo los pisos ,  no dejando de ladrar hasta que todos estábamos dentro del refugio, que no era otro que el sótano de la fábrica, él era el último en entrar. En el barrio de la estación, que es donde estaba la fábrica, la gente estaba pendiente del perro, si venían aviones de los nuestros, es decir de los “rojos” pues Sariñena era zona” roja” y el perro no se movía de la puerta de la fábrica, la gente estaba tranquila.

         Los recuerdos de un  niño de cinco o seis años, estaban centrados en jugar con las carretillas de la fábrica, con el perro como compañero de juegos, al escondite entre los sacos, pasear por el campo con nuestra madre, la niñera y el inseparable York y un gatita llamada Currita, intima amiga del perro hasta el punto de comer en el mismo plato y dormir juntos, la gata encima del perro que le daba calor,( de todos es sabido lo frioleros que son los gatos). Esta imagen si que la tengo fija, lo mismo que los bombardeos, la entrada y salida de gente en casa, gente con muy malas intenciones. Años después supe quienes eran y que querían. Culpaban a mi padre de tener una fábrica, de explotador capitalista exigiendo requisar la fabrica y repartirla entre los sufridos trabajadores victimas del explotador de turno, mi padre, por lo que había que darle un “paseo” y a mi madre, que ya estaba enferma, de esconder banderas fascistas en la cama, por lo que fue obligada a levantarse, para mirar debajo del colchón, asustando y amenazando en medio de los llantos de unos y los gritos de otros, para no encontrar ninguna bandera, ni símbolos fascistas ni armas. Cuando este suceso lo conocieron los obreros de la fábrica, ( los oprimidos del capitalismo) capitaneados por mi tío Arturo y algún dirigente del proletariado, señalados activistas del llamado Frente Popular, que trabajaban con mi padre en la fábrica, montaron guardia en la puerta de mi casa para impedir que a mi padre le diesen un “paseo”, paseo del que nadie volvía. Las razones de impedirlo eran defendidas pistolas en mano, parece ser que entonces todos tenían pistolas y afortunadamente los trabajadores de la fábrica, siendo del mismo” equipo” que los otros o tenían las armas más grandes o les convencieron para dejarnos en paz.

         No recuerdo como fue, pero en vísperas de la aberración de la guerra, mi hermana pequeña, Pili, con dos o tres años de edad,  fue llevada a Zaragoza por causa de la enfermedad de mi madre, con unos tíos, que tenían una carnicería y mi abuela. Por esta causa, los hermanos pasamos la guerra, separados, mi hermana mayor Mary Cruz y yo, en Sariñena y Pili en Zaragoza. Ya no nos volvimos a encontrar hasta el final de la guerra, bueno, el final se retrasó un poco, me refiero hasta que nuevamente fuimos repatriados, pero hasta llegar ese momento sucedieron muchas cosas, hay que ir paso a paso.

         La enfermedad de mi madre fue agravándose sin tener conciencia de que podía pasar (mi padre tuvo que ingresarla en una sanatorio en Olot, provincia de Gerona), nosotros, por supuesto que no, hasta que una tarde, estábamos jugando con el perro, nuestro mejor amigo, York, mi hermana Mary Cruz y yo, llegó el tío Arturo y nos dijo que nuestra madre había muerto. Lloramos como niños sin saber que había pasado. Perder a la madre a la edad que yo la perdí, quizá no se sepa hasta que punto te marca, luego cuando vas creciendo y ves y sientes el vacío que hay a tu alrededor, compruebas la soledad de aquel momento. Es imposible olvidarlo. Siempre que revives aquellas palabras,  miras al Cielo y preguntas por qué a mí. La vida acaba endureciendo el corazón, es cierto, pero yo no tengo ninguna duda de que con mi madre, mi vida habría sido distinta, la mía y la de mis hermanas y la de mi padre. Decir que su muerte nos rompió los corazones, no es suficiente. Se rompieron muchas más cosas, la principal es que tienes que aprender a vivir sin madre, cuando todavía no sabes andar por la vida y no tienes a quien llamar cuando estas solo y no sabes qué hacer ni que camino es el correcto. Es cierto que sales adelante, pero en el curso de los años, te haces mayor y el mundo es un laberinto de caminos, de no encontrar respuestas a las dudas, ver como otras madres cuidan de sus hijos, como las gallinas a sus polluelos o las lobas a sus cachorros y tú estás solo en ese mundo de cuento de hadas si lo ves desde fuera o de los tristes cuentos de Dickens, entonces dudas, intentas superarte, pero,  ¿cuántas veces miras al Cielo?. Si algo he echado de menos en esta vida, ha sido a mi madre. Por algo las tristes historias de Dickens me han impactado siempre.
 
         La siguiente etapa de la guerra, la marcaba el frente de batalla, los nacionales o los otros, avanzaban y retrocedían, la batalla del Ebro y la Sierra de Alcubierre al lado, fue cruel para todos y no estaba lejos de Sariñena y se contaban barbaridades, que los moros  se comían a los niños crudos y por lo tanto habría que evacuar a la población, unos por voluntad propia y otros a la fuerza. La historia de las guerras la sufren los ciudadanos que las padecen, pero las manejan los embusteros manipuladores interesados en justificarlas, los que las pierden y los que las ganan. A nosotros, a los Solanot nos manipularon, no teníamos por qué huir, debimos escondernos y esperar, no creer en las mentiras ni en las promesas de paraísos, cuando nuestra tropas recuperasen el terreno perdido muy pronto, sin embargo, tuvimos que abandonar nuestra casa y mi padre, mi abuelo Constantino, mi hermana  y yo y la muchacha que teníamos en casa, nos subieron a un vagón de tren, pero de los de mercancías, igual que a los judíos en la guerra siguiente, mientras otros más inteligentes se quedaban escondidos en sus casas del campo o graneros o cobijos del ganado y esperar a los que venían, si es que llagaban. Hubo quien se escondió dentro de los rincones de la fábrica, rincones que se convertían fácilmente en escondites, como las pilas de sacos en los  almacenes, sótanos, pero a los Solanot, como borregos no nos dieron opción, tan solo pudimos despedirnos del bueno de York al que no dejaron subir al tren. La imagen de aquel enorme perro,  gimiendo de pena, no la he olvidado. La siguiente parada Barcelona.

            Barcelona me trae muchos recuerdos. Estuvimos, supongo que casi dos años, sí recuerdo donde vivimos, en la calle Provenza, no estoy seguro si era el 321 ó el 315, gracias a las gestiones de unos tíos, primos de nuestra madre y del tío Arturo, que estaba muy metido en aquel tinglado, nos adjudicaron un piso que pertenecía a algún cónsul en el exilio. Estaba muy cerca, casi esquina, con el paseo de San Juan, donde había un refugio al que había que ir en cuanto sonaban las alarmas de la aviación, que aquello era de no dormir, todas las noches de carreras varias veces. Las alarmas constantes, nos llevó, pasado un tiempo a no hacer caso después de que una noche alguien se equivocó y a la hora de tocar las sirenas de retirada, seguían bombardeando y nos pilló en medio de la calle. Mi padre decidió que si nos tenía que tocar, al menos que fuera en casa. A partir de ese día ó noche salíamos al balcón a ver la pelea que tenían la artillería del Tibidabo y la aviación. Los bombardeos nocturnos eran más interesantes de ver, los focos, los antiaéreos, ver un avión iluminado por los focos y como lo perseguían para ver si caía alguno, era un espectáculo para un niño, inconsciente del peligro y del drama que vivían aquellos que en cielo luchaban por sobrevivir. Nuestra diversión era una aberración más de la guerra, pero bueno, yo “solo” tenía siete años. Hasta el punto de que una noche, cayó medio balcón del piso de arriba, pero nosotros, aquella noche, no estábamos mirando los cañonazos del “carmelo”, que así le llamaban al cañón del Tibidabo,  ni los focos. Desde entonces se prohibió salir a ver lo que hacían los unos y los otros. Ni refugio ni balcón, solamente nos quedaba contar cuantas alarmas se producían cada noche, hasta diez y siete contamos una vez. Decían las noticias de la calle que el piloto era un hermano de Franco, que con un hidroavión se encargaba de amargar las noches de todos los barceloneses, cargaba en el mar, cerca de Barcelona, volvía, dejaba caer su mortífera carga y vuelta a empezar y así hasta que terminaba su “jornada”. Bueno, las noches y los domingos por la mañana castigaban de forma más contundente, en especial el blanco era el puerto, pero de paso apuntaban donde querían hacer daño (Mi padre decía que parecía que venían a la hora de Misa). No siempre acertaban en los barcos que había en el puerto, la población civil también padeció la furia de la aviación. De forma especial eran los bombardeos de los domingos al mediodía, cuando más gente estaba en la calle, hubo verdaderas masacres. En aquella guerra salvaje, hubo más de un Guernica
……………..
       Bombas aparte, la gente parece ser que hacía su vida y nosotros, inconscientes de lo que pasaba en nuestro entorno, no nos enterábamos de las dificultades y peripecias que pasaba nuestro padre para poder hacernos la vida lo más fácil posible. Como el traslado no incluía ir a la escuela, creo recordar que mi padre nos enseñó a leer y escribir, en Sariñena no teníamos edad para la escuela, por lo menos yo, mi hermana Mary Cruz tal vez sabría algo, lo cierto es que cuando por fin pude entrar en una escuela, tenía diez años y sabía cómo los niños de mi edad. Volvamos a la narración. Por medio de alguna amistad, mi padre consiguió un trabajo en la oficina del departamento de Abastecimientos. Aquel “enchufe” nos permitía comer todos los días, lentejas con arroz y para cenar arroz con lentejas. De vez en cuando aparecía el tío Arturo con latas de carne procedente de Argentina, (nunca supimos de donde salían) así es que pasar hambre, no pasamos.

            Un día, mi abuelo Costa, se perdió paseando y no supo volver a casa, el disgusto de mi padre era enorme, (era su padre) y alguien lo encontró casi de madrugada. No supimos que le había pasado, lo cierto es que poco después cayó enfermo y murió en poco tiempo. La familia se iba diezmando, ya eran dos que se quedaban en Cataluña para siempre, mi madre en Olot y mi abuelo en Barcelona.

            Cuando pasó el primer susto de la entrada de las tropas del otro bando, y la alegría de desaparecer los bombardeos, mi padre fue a la oficina donde había estado trabajando, para ver cómo estaba la situación. Era un departamento oficial y tal vez pensara que convendría estar a bien con los que venían o de alguna forma seguir trabajando, supongo que tendría muchas preocupaciones en aquellos momentos, en especial ver como volver a casa. La sorpresa fue que allí estaba el Secretario de Abastecimientos, en su despacho de siempre, responsable político de cierto relieve con la República y,  con la entrada de las tropas nacionales, seguía siendo importante con el nuevo régimen. Contaba mi padre que cuando se sorprendió de verle allí, le dijo que él pertenecía al movimiento falangista, compañero del fundador de la Falange y ¡había estado toda la guerra en un puesto de responsabilidad de la República!, algo que parecía increíble, pero así era. Este buen señor le dijo, que gracias a estar donde estaba, había evitado dar curso a ciertas denuncias que había recibido, una de ellas contra mi padre, en la que le acusaban de fascista, capitalista, franquista al que había que eliminar por el bien de la República y algún otro delito que lo hacía peligroso. Denuncias que como es de suponer, se las guardó y se las entregó a mi padre unas vez que Barcelona fue tomada por las tropas llamadas nacionales. Estas denuncias procedían de alguien, uno más, de los muchos que se dedicaron a saldar cuentas por la vía rápida. Todos los acreedores que mi padre tenía de la fábrica, una vez terminada la guerra, desparecidos documentos,  si desaparecía el poseedor de las facturas sin pagar,  el deudor podía dar  las deudas por  canceladas. De hecho, nunca nadie saldó su cuenta, de hecho, solo mi padre pagó todas las cuentas de una vez.

El siguiente párrafo pertenece a otro escrito, pero también relacionado con mi estancia en Barcelona. Fue una carta escrita a mi hermana Mary Cruz, (también fallecida) que endulzaba un poco la negra vida de la guerra.

"Recuerdo cuando nuestro padre nos llevaba al teatro Tivoli de Barcelona a ver zarzuelas todos los domingos, hasta el punto que llegamos a aprendernos de memoria muchas letras y hasta llegamos a cantarlas tu y yo, con regular éxito por supuesto, pero a mí me encantaba ser protagonista de aquellos dúos, me sentía “importante” estar a tu altura. Esta actividad nos permitía olvidarnos de los bombardeos, de los refugios y hasta creo que la música nos hizo un poco felices. Lástima que a Pili le tocase vivir al otro lado de la guerra, sin duda nos habría ganado a cantar ya que ella llegó a “actuar”, (en un grupo de aficionados por supuesto).  Siempre que escucho Gigantes y Cabezudos (la hago con regular frecuencia) y su Coro de repatriados, tengo en mi mente con una claridad difícil de explicar, cuando nos repatriaron a Zaragoza en aquel camión sin toldo, un 28 de Enero de 1939 y avistamos El Pilar, cruzando el puente de piedra  nuestro padre empezó a cantar esa romanza y nosotros también.... Recuerdo las lágrimas de nuestro padre y ver aquel hombre tan grande llorar, no sé porqué, pero también lloramos".(Hoy 75 años después cuando pongo en la pantalla del PC, esa Zarzuela, el canto de aquellos repatriados, no puedo reprimir una emoción especial)

Estas páginas están sacadas de una especie de Memoria personal que escribí hace tiempo, ante el temor que llegue el día que no me acuerde y la historia se volatilice. Te prometo por Isabel Allende que esto, no es un cuento. También te prometo que solamente cuatro o cinco personas conocen esta historia.

¿Querías saber de mis andanzas en Cataluña?, pues ya sabes por qué soy del Barsa  y por qué me duele todo lo pasa en esa tierra, que es un poco mía también. Gente mía quedó ahí para siempre. Raíces y cenizas. Y lo más importante, memoria.

miércoles, 24 de julio de 2019





CARTAS AL ABUELO.DOS

Apuntes sobres la Ley del Pan.

Querido abuelo: Como es costumbre en este país, cuando los que mandan perciben que les están moviendo las sillas, sacan a relucir proyectos de ley y leyes más o menos innovadoras,  y otras veces reformar otras más antiguas, que por supuesto no se cumplían debidamente. En esta ocasión el destinatario ha sido el pan, a nosotros nos pilla muy de cerca, al final nosotros trabajamos para que la industria panadera pueda hacer  pan. Todo lo que afecte al pan, se refleja en  nuestro trabajo.

En realidad, abuelo, hay más gente y organismos de nivel superior, que deciden abrir algunas puertas de acceso al mercado de los productos alimenticios (entre ellos el Pan) y que podrían ser cuestionados como arbitrarias en un Mercado Común. En materia alimentaria, no existe una legislación armonizada dentro de la U.E, cada país establece sus normas internas. Más que libertad de mercado parece barra libre y competencia con reglas distintas. ¿No te parece que este detalle tiene poco de Mercado Común? Por raro que parezca, lo ha dicho la prensa escrita.

El pan artesanal y el pan industrial con o sin masa madre, sin levadura industrial, mixto, una parte de masa madre y  otra industrial, en fin las variantes pueden ser muchas. Hasta sin levadura de ninguna especie.

¿En qué se diferencia el pan industrial  del artesanal? Las barras de pan elaborado mecánicamente, son todas iguales, como si fueran fotocopias unas de otras y en el envase dice pan artesanal (¿?) es decir, "hecho a mano", en este caso sería aplicable la denominación "rustico".?

¿Y qué opina la Agencia Europea Alimentaria de la venta de pan en gasolineras y/o puntos calientes en bares, cafeterías o tiendas de  ultramarinos con masas pre fermentadas,  o simplemente masas congeladas elaboradas donde y quién sabe dónde? (¿Se importan masas congeladas de otros países del Mercado Común, listas para ser horneadas?). Basta tener una cámara frigorífica, un horno eléctrico y tenemos  pan caliente a cualquier hora del día o de la noche, y "zas", pan recién hecho, sin el reglamentario envase higiénico y por supuesto, ¡sin la presencia del maestro panadero obligatorio¡


Sorprende un poco los comentarios o reglas para la elaboración del pan integral,  con el 100 % del grano completo "incluyendo el germen del cereal donde están parte de los nutrientes más interesantes". Es posible que el redactor de esta norma tenga una idea de la fabricación de harinas más cerca de los molinos de piedra con energía eólica (molino de viento) que de una industria moderna, o tal vez no lo sepan, que el grano es sometido a un proceso de limpieza bastante enérgico para eliminar impurezas de todo tipo, tierra o polvo, semillas perniciosas, granos enfermos, dañados o defectuosos y una gama de bacterias, hongos e insectos que hay que eliminar por razones obvias, cumpliendo las correspondientes exigencias sanitarias.

En este proceso de limpia, el grano es sometido a un complejo proceso de  clasificación, ventilación, cernido y eliminación de restos nocivos, previo al necesario acondicionamiento y posterior reposo. Transcurrido el tiempo necesario, vuelta a empezar, voltear y proseguir limpiando el grano mediante un satinado, ventilación y aspiración de nuevo para eliminar, mas polvo, mas pieles externas del grano y por supuesto, nuevos microbios y bacteria que, tal vez, en  el proceso de acondicionado se hayan podido generar mediante la necesaria adición de agua. En este espacio de tiempo, con el reposo, aumenta la temperatura,  tiempo ideal para que actúen algunas bacterias y/o microorganismos. En este proceso, el germen ha sido, en parte, separado durante el traslado del trigo entre roscas, elevadores y una y otra máquina, provocando  que el germen, se desprenda fácilmente al  estar situada en una zona sensible del grano. (¿No crees que esto bebería saberse antes de dictar normas?)

A partir de este largo y meticuloso recorrido, el producto denominado Harina integral, es el obtenido del grano completo, (excepto las impurezas bacterias, microbios e insectos que en el molino de piedras, no se eliminaban) .

Se habla sin  ningún recato de "timo" y "tomar el pelo" por parte de la industria del pan. Esto duele, que se generalice de forma injusta, cuando ya hace años que se dictaron normas, como el envasado de las piezas de pan, ¿cuántos establecimientos han dejado de cumplir aquellas ordenanzas? Se habla de ordenanzas y normas y poco de la calidad, principal objetivo del fin comercial. Esto es un mercado libre y el que mejor  pan haga, mejor lo venderá, mientras, los dietistas, opinadores ociosos  y todo aquel que tenga un micrófono cerca, opinará, sepa o no sepa del tema en cuestión, qué más da, lo importante es opinar.  Una cosa es cierta en los comentarios publicados. "Harán falta mecanismos para asegurar que se cumpla la ley". Esperamos que esos mecanismos no los manejen  doctos enemigos del pan. Esto me recuerda a todos aquellos que querían salvar el campo y nunca madrugaron para destripar terrones.

Como habrás  podido leer, aburrirnos no nos aburrimos y esto del pan nos duele a todos, al fin y al cabo, el pan se elabora con harina y eso es cosa nuestra. Seguiré teniéndote al corriente de nuestras cosas.

Un abrazo.

lunes, 22 de julio de 2019


CARTAS AL ABUELO.DOS

¿Qué pasó hace cincuenta años?

Sucedió que le escribí una carta a mi abuelo para contarle las últimas noticias del devenir de nuestra Asociación, aprovechando que cumplíamos los primeros diez años, diez años de rodaje que ya nos hacía la ilusión de ser mayores y tal vez era motivo de recordar como habíamos llegado a cumplir aquel sueño. Sueño que se inició un buen día del últimos años de la década de los cincuenta, en un bar de la Puerta del Sol de Madrid, creo recordar que se llamaba Bar Flor, lugar de encuentro de un puñado de molineros, convocados por distintos caminos, pero con un vinculo común de saber qué pensábamos. La revista Molinería y Panadería y su director D. Federico Montagud, que acogía escritos y lamentos de unos molineros provincianos, referidos a la profesión, nuestra profesión, en cuyas páginas derramábamos  inquietudes. He copiado y pegado los principales párrafos.

Empezaba así: " Me he permitido ponerle titulo a la carta ¿Sabes que pasó aquel día?.  Esa fecha y lo que te voy a contar es una vuelta atrás a los orígenes, un flash back que se dice ahora, que con los años quedan un tanto borrosos, se olvidan algunos nombres, especialmente de aquellos que no siguieron con los años o que sus trabajos no se lo permitieron participar en aquellas reuniones, con viajes nocturnos para evitar gastos de hoteles, Aquellos se gestaban  a fondo perdido y la inestimable participación de Don Federico Montagud, que pagó más de una comida de trabajo amén del apoyo romántico o sentimental, a aquel grupo de atrevidos "escritores" de temas molineros, deseosos de saber más acerca de nuestra profesión y, como salvar obstáculos burocráticos en tiempo de sequia democrática, donde no te podías mover de la senda verticalista y sortear la arrogancia de compañeros de profesión ya instalados en la villa y corte, que nos miraban con cierto desdén, indiferencia y hasta un punto de arrogancia. Nos veían como intrusos invasores de la profesión, no merecedores de ser llamados colegas, que no tenían  reparos en llamar a alguno de mis compañeros "machacadores de trigo" porque, a pesar de los años, (la mayoría no pasábamos de los veintitantos) ya estaban o estábamos rebasando las líneas rojas establecidas por las casas constructoras, quienes marcaban y limitaban el desarrollo de cualquier iniciativa técnica, cumplida religiosamente por los técnicos establecidos bajo el paraguas de las firmas sagradas.

A pesar de los muchos inconvenientes, aquel osado grupo, llegó  a echar raíces en aquel pedregal. Gregorio de la Vega, Jaime Ransanz, Pablo López Villanueva, Francisco Creis, (no era molinero, su padre si), Argimiro García Ruiz, Antonio Blanco, Rafael Rey Majado y como verso suelto de la vieja guardia Francisco Ayala, bastante mayor que nosotros pero que no dudó en unirse, además de D. Federico y yo mismo, pudimos poner en marcha este invento. Por supuesto dentro de la órbita sindical, Alguien conocía a alguien que conocía al jefe  de los jefes del Sindicato, Don Antonio Reus Cid. En este terreno se movía como pez en el agua Paco Creis, que con Jaime y Gregorio, encabezaban la revolución, nosotros, el resto, éramos los gregarios, hacíamos nuestro trabajo. Conocer gente que conocía gente de la profesión, llamarles, decirles, contarles, explicarles lo que estábamos a punto de poner en marcha. Todos pusimos nuestro ladrillo.

Como sabes, yo vivía en Castejón, un día me fui a Zaragoza y me presenté en el Heraldo de Aragón, pregunté por un redactor que hacía entrevistas a desconocidos raros, le expliqué el tema y al día siguiente, tu nieto salió en los papeles. Hablando de la industria harinera. De los profesionales que estábamos al frente de las fábricas y de que íbamos a crear una Asociación, y que todos los compañeros debían saber qué se estaba cociendo. Naturalmente muchos o casi todos se enteraron gracias a mis descaro provinciano. En Zaragoza había muchas fábricas igual que en la provincia de Huesca, Teruel, Navarra. La Rioja, Cataluña y allí donde llegase el periódico.

Este alarde de insolencia provinciana, despertó el interés de aquellos compañeros de la Villa Corte, que no dudaron en subirse al carro para aportar su sapiencia e influencia, lo que sin duda aportó un "toque de distinción" que mitigase un poco el polvo de la era con el que estábamos marcados los pobres provincianos. Sin duda alguna, de la noche a la mañana,  Antonio Sánchez y Antonio Pantoja, se convirtieron en estandartes y defensores de la fe, si bien cabe recordar que en viajes previos a Madrid, les habíamos visitado en sus grandes y pomposas instalaciones donde nos atendieron de forma correcta, pero en el fondo nos miraban de arriba abajo. No era difícil adivinar qué pensaban, pero nuestra constancia, perdón, la de Jaime y Gregorio, marcaban la pauta.

Pronto creció el interés a nivel nacional. Se redactaron unos Estatutos, Reglamentos de Régimen Interno, bajo la inestimable aportación de Paco Creis, que como es habitual, olvidado por casi todos. Del Bar Flor pasamos a reunirnos en su casa, (creo recordar que estaba en Conde de Peñalver) donde se plasmaron las ideas marco, dentro de los condicionamientos de la época, poniendo especial énfasis en la absoluta necesidad de respetar nuestro nombre de pila, Cultural y Técnica, (idea de Gregorio). Así nacimos, nos registramos, fuimos aprobados, constando como primer domicilio social el de Paco Creis. Y como Comisión Organizadora, convocamos, al amparo del Sindicato Vertical de Cereales, que también empezó a tomarnos serio,  y que de entrada nos proporcionó domicilio social,  Secretaría Técnica, secretaria y Asesoría Jurídica visto el impacto que ya habíamos conseguido, se desbordaron todas las previsiones, las adhesiones fueron impresionantes en cuanto a número. Bien, se nombró la primera Junta de Gobierno y fue elegido Presidenta Jaime Ransanz y vicepresidente, Gregorio de la Vega. También se incorporaron a la Junta los dos antiguos exceptivos, Antonio Sánchez y Antonio Pantoja por aquello de que vivían en Madrid, no era cosa que el provincianísimo se apoderase del poder absoluto. Así empezó todo abuelo."

Retomemos la narración. Los años fueron pasando, la Asociación se fue haciendo más numerosa, llegamos a ser cuatrocientos cincuenta socios, las reuniones eran casi multitudinarias y las ansias de mandar, constantes, Sánchez y Pantoja fueron alternándose en la presidencia, todo transcurría con cierta placidez hasta la celebración de la X Asamblea General. Pensábamos celebrar los diez años de vida, cuando empezaron a surgir desavenencias entre el Presidente Sánchez y el Secretario Técnico Luis Bernabéu, quien me puso en conocimiento haber discutido y por el motivo que fuera, el Presidente había presentado la dimisión de forma irrevocable. Esto eran palabras mayores pues ese año el Vicepresidente era yo, por lo tanto había que solucionar el problema lo más rápido posible. Me puse en contacto con Pablo y decidimos reunirnos a mitad de camino entre Madrid y Alicante, convocamos una reunión en Mota del Cuervo con otros miembros de la Junta, Julio Caballero. Juan José Moreno, Pablo López Villanueva, Luis Bernabéu y yo como Vice Presidente y aunque parezca una remedo de la película "Rebelión a bordo", con los estatutos en la mano, reajustamos la Junta, pasando a ser "interinos"  o "en funciones" hasta la próxima Asamblea General.

Recurrí a la Asesoría Jurídica del Sindicato para elaborar el Orden del día  con el fin de hacerlo correctamente, así es que cual sería mi sorpresa cuando abrí la sesión, informé de la dimisión del Presidente por razones personales, y según  el Orden del Día, intenté informar de la actividades cuando fui interrumpido por un enlace sindical, que asistía como invitado, que sin ser socio recomendó a la Asamblea, que el tema del Presidente debería ser debatido sin la presencia de la Junta en funciones, algo inaudito ahora y no tanto entonces. Esta persona se había convertido en Comisario Político. Confieso que no supe que hacer, bueno, si lo supe cuando miré a los asistentes y  me sentí mas perdido que Pulgarcito en el bosque. Miré a Pablo y a Luis y abandonamos la sala convencidos que aquello no podía ser verdad.

Cuando creyeron oportuno, nos llamaron y vimos que habían nombrado Presidente a Antonio Pantoja a instancias del delegado sindical que parece ser había asumido el atropello. El nuevo Presidente, benévolo con los insurrectos (nosotros o solamente yo), nos invitó a seguir en la Junta, algo que me negué a admitir, se había cometido un atropello según los Estatutos, no acepté la invitación y me consideraba liberado de cualquier responsabilidad, al no poder desarrollar el Orden del día previsto. Pablo y yo nos fuimos y nunca supimos que había pasado después.

Aquella noche, mientras la tripulación del Apolo XI, Neil A.Amstrong y Edwin E. Aldrin pisaban la Luna, más concretamente en el paraje lunar llamado Mar de la Tranquilidad, observados por Michel Collins al mando de la nave espacial de retorno a la Tierra, Pablo y yo, en compañía de nuestras esposas, nos fuimos a un cabaret después de cenar e ironías del destino, como recompensa a tan nefasto día, nos tocó una cafetera en el sorteo que aquellas "señoras" tenían guardada para señalados espectadores de primera fila. Para broche final del día tuve que subir al escenario a recoger el obsequio que aquella oronda señora de generoso escote, con sobredosis de maquillaje, que tapaban heridas de otras batallas, tuvo a bien alegrarnos la noche con las consabidas bromas celebradas por el respetable.

Cuando regresábamos al hotel, estaban televisando en directo desde la Luna, como Amstrong daba saltitos en la superficie lunar. Era un 20 de Julio de 1969.

(Mi especial recuerdo para aquellos compañeros y amigos, que con  los años nos han ido dejando un poco más solos. D.E.P.)

Nada más abuelo, Un fuerte abrazo