LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Últimamente
se viene exigiendo el derecho a expresarse con absoluta libertad, sin ningún
tipo de límite, en aras de una conquista conseguida cuando adquirimos la
condición de demócratas. Parece ser que este derecho venía incluido en el kit,
junto con otras exigencias de menor importancia, a las que no voy a hacer
referencia por ser conocidas de toda la vida, incluso de cuando no teníamos tantos
derechos. Por cierto, en aquellos tiempos se solía decir que la libertad de uno
termina donde empieza la del otro.
Esta
introducción al tema de mi reflexión, está relacionada con los últimos
acontecimientos deportivos, al comportamiento del público en distintos eventos
y que han puesto en primer plano, la realidad desnuda del buen ó mal uso del sagrado derecho adquirido en
nuestra condición de demócratas de toda
la vida.
Como
estamos en plena vorágine deportiva, terreno donde la libertad de expresión, no
tiene ningún tipo de mordaza. La masa de seguidores está en su salsa, se
expresa como quiere, silba a quien le parece, incluso, hasta dice tacos sin
ningún rubor, insulta a quien le lleva
la contraria ó zarandea el árbol genealógico del equipo arbitral. Pero hay un
momento, donde se pone el traje de demócrata y es cuando suenan los himnos
nacionales de los equipos contendientes, es respetuoso y ¡hasta se ponen de pié¡ (En Europa y otros países de por ahí afuera)
Hermoso ejemplo, digno de tenerse en cuenta a la hora de las comparaciones.
En
varios campos de futbol, de la 1ª División de futbol nacional, y también en las inferiores, algún descerebrado,
tal vez, varios, llaman mono a algún jugador, preferentemente del equipo
contrario. El partido se suspende, algún jugador, indignado, abandona el campo
ante el ultraje del insulto procedente de una masa inidentificable, lo que
origina la suspensión del partido, se multa al club (no al bocazas de turno) y
de paso, se derraman caudales de tinta en contra de "ese" público,
racista, intolerante y hasta homófobo. Ese campo y su público, quedan marcados
en la memoria histórica particular de quienes seleccionan la memoria a su gusto.
Otro
suceso deportivo reciente. Final de la Copa del Rey. También se le denomina
Copa de España. 20, 30 ó 40 miles de
honorables espectadores, ejercen su derecho de libertad de expresión, insultan
al Jefe del Estado, boicotean el Himno Nacional ó queman la bandera nacional. Por
alguna razón que solamente ellos consideran justa, lo que origina que media
España censure la falta de educación y respeto a los símbolos de todos los españoles (o casi todos). Por otro lado,
la otra mitad se rasga las vestiduras por
censurar esa conducta, culpando a D. Pelayo, El Cid Campeador, Los Reyes
Católicos y a todos los de esa "banda" culpándoles de intransigentes y
anti demócratas.
Por
último dejemos el futbol y vayamos a otro deporte. Las motos. En un circuito de
este país se celebran pruebas para el Campeonato del Mundo y como de costumbre,
siempre hay españoles en lo más alto del podio y como norma seguida en todo el
mundo, en su honor, se iza la bandera del vencedor y se interpreta su Himno
Nacional, lo que despierta la sensibilidad del público silbando y abucheando a ambos. Seguidamente, según costumbre, se
interpreta el himno del país de la marca de la moto ganadora (Italia) y ¡oh sorpresa¡ el venerable y
respetable, escucha respetuoso y hasta aplaude. Expresa su Libertad de
Expresión?
No
sé donde estaba yo cuando impartían esas lecciones. Se conoce que ese día no
fui a la escuela. Es posible que estuviese perdiendo el tiempo leyendo La
Constitución, donde por cierto, nada se dice del respeto a los símbolos. Se dan
por respetados.
Magnífico artículo que releo otra vez. Tus sabias palabras , escritas con la claridad y el respeto del que carecen muchos de los aludidos en ellas, deberían ser leídas por más gente ; y en algunos casos traducidas, ya que lo más seguro, muchos no hablan el mismo idioma. Un abrazo.
ResponderEliminar