martes, 26 de junio de 2012


LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Últimamente se viene exigiendo el derecho a expresarse con absoluta libertad, sin ningún tipo de límite, en aras de una conquista conseguida cuando adquirimos la condición de demócratas. Parece ser que este derecho venía incluido en el kit, junto con otras exigencias de menor importancia, a las que no voy a hacer referencia por ser conocidas de toda la vida, incluso de cuando no teníamos tantos derechos. Por cierto, en aquellos tiempos se solía decir que la libertad de uno termina donde empieza la del otro.

Esta introducción al tema de mi reflexión, está relacionada con los últimos acontecimientos deportivos, al comportamiento del público en distintos eventos y que han puesto en primer plano, la realidad desnuda del buen ó  mal uso del sagrado derecho adquirido en nuestra condición de demócratas  de toda la vida.

Como estamos en plena vorágine deportiva, terreno donde la libertad de expresión, no tiene ningún tipo de mordaza. La masa de seguidores está en su salsa, se expresa como quiere, silba a quien le parece, incluso, hasta dice tacos sin ningún rubor,  insulta a quien le lleva la contraria ó zarandea el árbol genealógico del equipo arbitral. Pero hay un momento, donde se pone el traje de demócrata y es cuando suenan los himnos nacionales de los equipos contendientes, es respetuoso  y ¡hasta se ponen de pié¡  (En Europa y otros países de por ahí afuera) Hermoso ejemplo, digno de tenerse en cuenta a la hora de las comparaciones.

En varios campos de futbol, de la 1ª División de futbol  nacional, y  también en las inferiores, algún descerebrado, tal vez, varios, llaman mono a algún jugador, preferentemente del equipo contrario. El partido se suspende, algún jugador, indignado, abandona el campo ante el ultraje del insulto procedente de una masa inidentificable, lo que origina la suspensión del partido, se multa al club (no al bocazas de turno) y de paso, se derraman caudales de tinta en contra de "ese" público, racista, intolerante y hasta homófobo. Ese campo y su público, quedan marcados en la memoria histórica particular de quienes seleccionan la memoria a su gusto.

Otro suceso deportivo reciente. Final de la Copa del Rey. También se le denomina Copa de España.  20, 30 ó 40 miles de honorables espectadores, ejercen su derecho de libertad de expresión, insultan al Jefe del Estado, boicotean el Himno Nacional ó queman la bandera nacional. Por alguna razón que solamente ellos consideran justa, lo que origina que media España censure la falta de educación y respeto a los símbolos de todos  los españoles (o casi todos). Por otro lado, la otra mitad se rasga las vestiduras por  censurar esa conducta, culpando a D. Pelayo, El Cid Campeador, Los Reyes Católicos y a todos los de esa "banda" culpándoles de intransigentes y  anti demócratas.

Por último dejemos el futbol y vayamos a otro deporte. Las motos. En un circuito de este país se celebran pruebas para el Campeonato del Mundo y como de costumbre, siempre hay españoles en lo más alto del podio y como norma seguida en todo el mundo, en su honor, se iza la bandera del vencedor y se interpreta su Himno Nacional, lo que despierta la sensibilidad del público silbando y abucheando  a ambos. Seguidamente, según costumbre, se interpreta el himno del país de la marca de la moto ganadora  (Italia) y ¡oh sorpresa¡ el venerable y respetable, escucha respetuoso y hasta aplaude. Expresa su Libertad de Expresión?

No sé donde estaba yo cuando impartían esas lecciones. Se conoce que ese día no fui a la escuela. Es posible que estuviese perdiendo el tiempo leyendo La Constitución, donde por cierto, nada se dice del respeto a los símbolos. Se dan por respetados.

1 comentario:

  1. Magnífico artículo que releo otra vez. Tus sabias palabras , escritas con la claridad y el respeto del que carecen muchos de los aludidos en ellas, deberían ser leídas por más gente ; y en algunos casos traducidas, ya que lo más seguro, muchos no hablan el mismo idioma. Un abrazo.

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