QUE
QUEDA DE AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS. IV
Retomando el hilo de la historia de aquellos años,
hoy volvemos la vista atrás y nos situamos en otro punto de encuentro obligado,
(los modernos de hoy le llamarían "sitting point", claro que entonces
no habíamos alcanzado ese grado de esnobismo). El cine. Acontecimiento social para la juventud y de
paso para el resto de ciudadanos, incluidos los progenitores o
"carabinas" (más pendientes de la "vigilancia" de la alegre
muchachada cuando se apagaba la luz, que de la película, en los pueblos
pequeños, ya se sabe, pero esto ya es otra historia) acudíamos todos los domingos, fiestas de
guardar y algún día intermedio, al evento principal de la semana, echaran lo
que echaran, había poco donde elegir ó ir ó no ir, por lo que cuando he dicho
que era obligado, he debido decir el lugar preferido. El cine nos transportaba
a otros países, épocas, más o menos históricas, descubriendo que había vida,
otra clase de vida diferente que nos hacía soñar despiertos. No importaba que
la realidad del día siguiente nos bajase de la nube a la que gustosamente nos
había abducido (que se dice ahora), no importaba, eso se curaba con la
siguiente historia. El cine era una
fábrica de sueños maravillosos en unos tiempos que faltaba de todo, menos ganas
de soñar, algo que con la lectura ya te
daba una idea, aquellos libros que después eran llevados al cine,
completaban la fabricación de sueños. En palabras de André Mourois cuando dice
que "la lectura de un buen libro, es un diálogo interesante en el que el
libro habla y el alma contesta", las imágenes de cualquier historia leída,
tanto previa como posteriormente, te llevaban a esa especie de mundo imaginario
del conocimiento pleno, aunque, algunas veces sea necesario volver a leer ese
libro, esa película, y que como ocurre con la música, cuanto más veces
escuches, leas o veas, mejor comprenderás la idea de donde partió y, recordando
a Borges que dijo aquello de " de los diversos instrumentos del hombre, el
más asombroso, es sin duda, el libro". Los libros, novelas, historias, hasta
cuentos, llevados al cine, es otro instrumente complementario a la idea de
Borges.
La
influencia del cine en aquellos tiempos, era mucha, los modos y maneras de
hablar, hasta de fumar de forma chulesca, de beber como si estuvieses en el "saloon"
y hasta de moverte, no es que fueran nocivos, simplemente se imitaban, tratabas
de emular al protagonista, siempre el bueno de la película y no digamos si esta
era de aventuras, eso era el no va más, aunque la cartelera la dominaban los
indios y el 7º de caballería, donde estuviera una de "espadachines",
como "Scaramuoche", "El cisne negro", "Fanfán Le Tulip" o "Los tres mosqueteros".
El éxito estaba asegurado y el tema de conversación de los días siguientes,
eran de admiración hacia aquellos personajes que siempre ganaban, fueran
piratas como Tirone Power o mosqueteros del Rey como Gene Kelly, que, tras
"duras" peleas con una espada en la mano, recibían el premio de la
dulce doncella de turno, algo que provocaba una ¿sana? envidia, dadas las
dificultades propias de la época, un día sí y al otro también. ¿Quién no ha
soñado alguna vez ser pirata o mosquetero durante la proyección de la película
y también después de terminada? No es necesario levantar la mano. Este intento
de emular a estos héroes del celuloide se curaba madurando con más rapidez de
la que el tiempo tardaba en despertarnos de sueños imposibles.
Hay
una película famosa de aquellos tiempos, que siempre la recuerdo con la
nostalgia o añoranza de los recuerdos de la juventud, que al pasarlos a estos
escritos, visto lo visto y vivido lo vivido, no cambio aquellas emociones o
sueños, a pesar de ser conscientes de que nos manipulaban en los doblajes,
falseando los textos de los libros de donde habían sacado los guiones. Hoy serían
motivo de agria censura, pero no deja de ser una anécdota, que posteriores
versiones han corregido, pero las películas nuevas, no han salido mejor por
ello. El original siempre será el que
queda grabado en el disco duro de la memoria y las imitaciones, por muchos
efectos especiales que las adornen, siempre serán imitaciones o
"copys" que queda mejor.
¿Cuántas
versiones se han hecho de "Los Tres Mosqueteros"? Ni se sabe. La que
marcó una época es la de George Sidney allá por los finales de los 40 o
principio de los 50 del siglo pasado, con un reparto estelar de lo mejorcito de
aquellos tiempos, una "malvada" Lana Turner como Lady de Winter y la
dulce June Allison como Constanza Bonasieur (no sé si lo he escrito
correctamente, estos franceses son muy raros) y ellos fueron Gene Kelly como
D`Artagnan y Van Helfin como Athos. El "malo". El Cardenal Richelieu
era Vicent Price. Había otros muchos en el reparto, para mí, estos marcaban la
gran historia de Alejandro Dumas, con amores y desamores, traiciones y
sacrificios, bravuconadas y peleas, y desafíos por motivos casi siempre
relacionados con el honor de algún marido ofendido. Quevedo ya decía en su
tiempo que " el honor del hombre está al arbitrio de la mujer" y en
Los tres mosqueteros se dan repetidas situaciones en que los guantes eran las
primeras "armas" arrojadas, que obligaban a ofendidos y ofensores a nombrar
padrinos que daban paso a duelos brillantes y espectaculares, sin olvidar de
paso castigar al malo, como es el caso de la malvada Lady de Winter, mandado
ejecutar por su ex marido él mosquetero Athos, que para mayor gloria del
personaje, era realmente el conde o duque de Winter parece que harto de tantas
traiciones. ¡Qué pena que Lana Turner acabase así¡
Sabido
es que en aquellos años maravillosos, los guiones y los diálogos había que
"acomodarlos" en los doblajes a la moral que se predicaba y si en el guion original había una
infidelidad, esta se arreglaba como ejemplarizante para que nadie se "asustase". Un
ejemplo, el enamoradizo D`Artagnan conoce a Constanza (la dulce June Alyson) y
los censores la convierten en hija del señor Bonasiere, cuando en realidad es
la esposa de este, (en otras versiones más modernas se descubre el engaño) y el
público no veía nada pecaminoso en aquella "relación", al igual que
en otras películas, donde una pareja que aparecen como hermanos, ella no era
hermana, era la esposa de otro. Unos metros menos de cinta y quedaban la mar de
arregladito el adulterio, pero como ojos que no ven….(por eso hay que leer los
textos originales antes o después), nosotros éramos felices con aquellos
"toques de moralidad" y lo que realmente importaba, era la acción
belicosa, enamoradiza y alegre de aquellos valientes "desfacedores"
de abusos del Richelieu de turno, que bastante trabajo tenía con buscarle
problemas a la Reina y a sus devaneos con el Duque de Bukinhan y ver como los
DÀrtagnan, Athos, Portos y Aramis, le
estropeaban todos sus malignos planes para derrocar al Rey, el pobre Luis XIII
que no acababa de enterarse de nada.
(El
próximo episodio, el V, próximamente en está pantalla.)
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